Estudios fisicoquímicos del Patrimonio Cultural

¿Que constituye el Área?

El área de Estudios Fisicoquímicos del Patrimonio Cultural se constituye como una disciplina científica fundamentalmente interdisciplinaria, que se especializa en la aplicación metódica de técnicas analíticas avanzadas y preferentemente no destructivas para la caracterización material, el diagnóstico del estado de conservación y la autenticación de bienes del patrimonio cultural tangible. Su esencia reside en un arsenal metodológico que combina de forma sinérgica métodos de espectroscopía, difracción y microscopía, creando un enfoque analítico integral. Este conjunto de herramientas permite desentrañar la composición química, la estructura molecular y la morfología superficial de una amplia y diversa gama de objetos culturales, desde frágiles documentos históricos celulósicos, como actas de independencia y pactos fundacionales, hasta artefactos arqueológicos líticos, cerámicos y textiles, como lo demuestran los estudios sobre cortinas de teatro centenarias, colgantes de piedra verde y complejos cerámicos del período formativo.

La aplicación de estas técnicas no es un fin en sí mismo, sino que está rigurosamente orientada a responder preguntas científicas cruciales para la comprensión y preservación del legado cultural. Los estudios se centran en identificar los agentes y mecanismos de deterioro específicos —como la hidrólisis ácida, la oxidación o el biodeterioro— que amenazan la integridad de los objetos. Simultáneamente, esta evidencia material es fundamental para determinar la procedencia geográfica de las materias primas utilizadas y para elucidar las tecnologías de manufactura empleadas por sociedades pasadas, revelando aspectos de su conocimiento técnico y su interacción con el medio. El fin último de esta investigación, por tanto, es netamente práctico y de impacto directo: generar evidencia científica sólida que sirva como base para el diseño de protocolos de conservación y restauración. Este enfoque aleja las intervenciones de las prácticas meramente empíricas, asegurando que las decisiones estén fundadas en criterios objetivos y específicos para cada material y su condición particular. De esta manera, el área se erige como un pilar indispensable para garantizar la preservación material del legado cultural, permitiendo que las generaciones presentes y futuras puedan continuar aprendiendo de y valorando estos testimonios tangibles de la historia y la creatividad humana.